Con la presentación de un segundo servidor del proyecto Moonshot, HP concreta una tendencia que este blog viene anunciando hace tiempo pero puede haber pasado inadvertida a los lectores ajenos a este segmento de la industria. Los servidores convencionales – y con ellos las primeras marcas del ranking – están cediendo terreno a máquinas especializadas en ciertas cargas de trabajo en centros de datos que presentan grandes exigencias de escalabilidad.
El empujón viene dado por los gigantes de Internet y la nube [Google, Facebook, Amazon, etc], dueños de gigantescas granjas de servidores, que diseñan y configuran sus máquinas – «de densidad optimizada» – con los componentes justos y baratos, cuyo montaje encargan por millares a poco conocidos fabricantes asiáticos (que, a veces, son los mismos que fabrican para las marcas de postín).
¿Significa que el concepto de servidor estándar se muere? Ni hablar: los centros de datos han crecido en los últimos diez años y crecerán aún más en los próximos diez. Pero serán distintos, porque deberán atender los requisitos de nuevos tipos de dispositivos, como los smartphones o esa difusa galaxia bautizada ´internet de las cosas`, todos ellos conectados a un servidor para su control, gestión y análisis. Esto implica heterogeneidad, especialización en cargas diversas. Por consiguiente, lo que está en marcha es un giro gradual en un mercado que factura 52.000 millones de dólares; la influencia de ese giro no dejará de hacerse sentir en las empresas y en sus centros de datos.
HP habló públicamente por primera vez de Moonshot en noviembre de 2011. Ha tenido la visión de saltar sobre la oportunidad y adelantarse al pelotón, en lugar de sentarse a ver cómo la demanda se achica poco a poco o se escapa a Taiwan. Según IDC, los ingresos de HP por venta de servidores cayeron un 7,5% el año pasado [y aun así son 14.100 millones de dólares], de manera que el segundo puesto de la tabla ha tenido magro premio. Hay que parar esta sangría, se habrá dicho Meg Whitman, necesitada como está de mostrar a los inversores que la empresa conserva su capacidad de lanzar nuevos productos al mercado.
Hay que reconocerle otro mérito, el de federar alrededor de su proyecto a distintos fabricantes de semiconductores, y ampliar el abanico de arquitecturas: el primero de la serie, lo desarrolló con Calxeda según una licencia de ARM, y muchos lo interpretaron (lo interpretamos) como un distanciamiento de Intel. Por el contrario, el que se conoció ayer – por buen nombre Gemini – es inconfundiblemente x86, un procesador Atom 1200. Antes de finales de año, se espera el tercero construído sobre AMD [¿será x86 o ARM?] y un cuarto con un Texas Instruments/ARM. Todo indica que el plan táctico de HP consiste en responder a diferentes necesidades con diferentes diseños, y sin casarse con nadie en particular. No hay constancia de cuál pueda ser la táctica de sus competidores.